POR SI LAS MOSCAS.

Me llamó. Qué voz tan dulce. Saludó con nombre propio. Dijo que me comprara un sueño incorruptible: si llegara a caer del balcón, que dios no lo quiera, o caía de un abismo, un auto me atropeyara, o por accidente bebía veneno,una isla se me derramará encima, tranquila. Y respiré. Soy su banco amigo. Soy su banco, dije. Sacaremos en cifras redondas, roscas del aire dije, no habrá infarto al miocardio, colon indispuesto, ni rompimiento o rodamiento alguno al infinito: por una cifra más que mínima, la máxima es la mínima, dije, unas cuantas monedas, no más unas pocas al mes, se rió, así, instantáneo, fácil, sin colas ni papeleos. Pero nadie está a salvo, si la aplasta un bus...nadie sabe...nadie sabe.

La última vez que rodé sabiendo desde la primera hasta la última sin que nadie pudiera detenerme, recién había aceptado al cotizarme.


Hilda Es    10 Septiembre 2021

Entradas populares