El Arte de Escribir a Mano.

Hubo cartas que pinté. Muchas. Existía el correo y se llevaban las cartas a las oficinas. Yo me sentaba sobre la ventana de mi alcoba a hacer cartas y pintar. Muchos me vieron hacer eso.


Vi diagramas de escritores del siglo diecinueve. Eran pinturas a mano sobre manuscritos, me quedaba pensando en cómo estructuraba la novela rayando círculos y trazando rayas. Ahora estoy yo misma en esos malabares. No creo que una novela sea una chorrera de letras seguidas, las pienso como edificios, estructuras sólidas, con cuerpo. Hoja de Agua tiene forma de rosca o caracol submarino.


La forma en que aprendí a escribir era pensando más y escribiendo menos. Y adaptarme a escribir a mano me ha dado una forma de mirar, no de escribir. Palpo cada cosa que pongo en el papel. Incluso me ha ayudado para ver mejor el orden de las frases, y a veces puedo empezar un capítulo siguiente con los rayones del anterior.


Pero aprendí TRANSCRIBIENDO a otros escritores, lo que leía. No podía rayar el libro, así que rayaba en mi libreta y transcribia lo que me gustaba, trozos enteros del autor. Con la poesía hice lo mismo.


Resultado: me gasté la huella dactilar de la mano derecha. Es inútil. La borré. Ya no puedo ir al banco ni sacarme huella con mi dedito de escribir, quedé otra después de tanto fijarme en cada letra. De tanto hacer mis libros como arte, amo totalmente escribir a mano.


HILDA ES.

Entradas populares